Juan es un niño de once años que cursa primero de bachillerato, a quien su mamá ya le notificó que no volverá a clases presenciales, así desde la presidencia de la República o desde la Alcaldía de su ciudad se ordene lo contrario.
Sandra, la madre de Juan, asegura que por la situación y las noticias que anuncian la reapertura de los colegios para el segundo semestre, está muy angustiada. «Todos sabemos que esta es una enfermedad de cuidado y no me parece necesario poner a los niños en riesgo”, dice esta mamá a propósito de la COVID-19.
Para esta mujer, el primer choque es la ruta escolar para quienes pagan por ese servicio pues, en su mayoría, son colectivos pequeños donde no se puede cumplir con el distanciamiento social obligatorio.
Pero, además, advierte que dentro del colegio los salones no son lo suficientemente amplios para que los niños puedan estar a la distancia mínima que se requiere para evitar el contagio lo cual aumenta el riesgo, en vez de minimizarlo.
Cifras de deserción
En Colombia cerca de 300 mil estudiantes desertan de la primaria y la secundaria y, adicionalmente, 200 mil estudiantes repiten un año escolar.
Por la pandemia esa cifra podría aumentar, según establece un estudio de la codirectora del laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana, Luz Karime Abadía:
“Otro fenómeno que podría presentarse es que si se reabren los colegios algunos padres de familia, papás de niños pequeños, decidan sacar a sus hijos del colegio en lo que resta de este año por temor a que se puedan contagiar de COVID–19”, asegura el estudio.
La señora Abadía advierte que “es muy importante tener en cuenta que esta ruptura en el proceso de aprendizaje podría tener retroceso en el estudiante y hacer que se disminuya su motivación».
«Ese hecho podría tener consecuencias cuando se retome el siguiente año escolar, pero además tener una afectación o reducción en los ingresos futuros del estudiante en su vida adulta”.
Padres en desacuerdo
El presidente de la Confederación Nacional de Asociaciones de Padres de Familia, Carlos Ballesteros, dijo que en este momento hay un NO rotundo al regreso a clases presenciales, al igual que muchas inquietudes sobre cómo se evitarían los riesgos a los estudiantes.
Ballesteros asegura que la preocupación es muy alta por la idea del retorno de los niños a las aulas escolares, pues no están dadas las condiciones y «los protocolos no han sido concertados con las familias que somos los dolientes”.
Preguntó además “¿qué protocolos se van aplicar ante eventuales casos de contagios?, ¿cuáles van a ser las situaciones de mitigación?, ¿cuáles son las medidas de protección y de aislamiento? El retorno a las clases no, hasta que no estén dadas las condiciones».
Opciones
Una de las alternativas planteadas por los padres de familia para hacerle frente a las circunstancias, es comenzar a averiguar sobre colegios que presten sus servicios virtuales de manera permanente.
Para Mateo González, director de una institución educativa «el aprendizaje es igual, sin embargo, cada colegio tiene su proyecto educativo».
Asegura que se ha podido evidenciar que los estudiantes desarrollan la autonomía, y la capacidad argumentativa y que por eso se inclina hacia la educación virtual permanente para mantener a los estudiantes más protegidos y con menos riesgo de ser contagiados
Mientras tanto, el regreso a clases presenciales es motivo de análisis dentro de cada vez más familias colombianas que ven acercarse con preocupación la fecha en que se ordene el regreso a clases presenciales.
Pero cabe otra pregunta: Las clases presenciales permanentes pudieran ser una opción válida para algunos sectores de la sociedad, pero ¿y para aquellos que no tienen acceso a una buena conectividad de internet? o peor aun, ¿para aquellos que no tienen ni siquiera un computador en su casa que les facilite la educación virtual?