Por César Asprilla
Periodista y docente investigador
El Ministerio de Educación Nacional rindió un homenaje solemne a los y las jóvenes que han entregado su vida por la defensa de la educación pública en Colombia, en el marco de la conmemoración del Día del Estudiante Caído, celebrado cada 8 y 9 de junio. Esta fecha, que rememora la tragedia ocurrida en 1929 durante las protestas estudiantiles en Bogotá, ha evolucionado en un símbolo nacional de resistencia, lucha y transformación social.
“Recordamos con profundo respeto a quienes alzaron su voz en defensa de una educación justa, gratuita y de calidad, y que pagaron con su vida ese compromiso por el bien común”, expresó el Ministerio en un comunicado oficial.
Más allá de la memoria, el Gobierno Nacional reafirmó su compromiso con el fortalecimiento de la educación superior pública como un derecho fundamental. La actual administración ha logrado avances inéditos en cobertura y financiación. La política de gratuidad “Puedo Estudiar” benefició a 874 mil estudiantes en 2024, cubriendo el 96% de la matrícula en instituciones públicas, con una inversión histórica de $2,3 billones.
Asimismo, el presidente Gustavo Petro anunció un incremento de $2,14 billones para el funcionamiento de las universidades públicas, alcanzando la cifra más alta destinada a la educación superior en la historia del país.
El Ministerio reconoció el papel fundamental del movimiento estudiantil en la construcción de la política educativa. “Han sido ellos, los estudiantes, quienes han empujado reformas, exigido participación, defendido la autonomía universitaria y soñado con una sociedad más equitativa”, se lee en el mensaje oficial.
Esta participación no solo ha impactado las reformas estructurales, sino que también ha contribuido a una transformación cultural donde la educación se entiende como un derecho y no como un privilegio.
El legado de los estudiantes caídos hoy se ve reflejado en políticas públicas inclusivas, en el impulso a la investigación científica y en la consolidación de un sistema que busca responder a los retos contemporáneos con calidad y pertinencia. El Gobierno del Cambio, como lo ha denominado la actual administración, sigue insistiendo en la urgencia de una reforma estructural definitiva, especialmente a los artículos 86 y 87 de la Ley 30, para garantizar sostenibilidad y permanencia a estos avances.
“La memoria de quienes ya no están, nos convoca a no bajar la guardia. Cada joven que hoy cruza las puertas de una universidad pública representa una victoria de la dignidad y la justicia social”, concluye el Ministerio.
Colombia recuerda, honra y transforma. Porque la educación pública no solo se defiende, se construye todos los días con el legado de quienes nunca dejaron de creer.