Lo que comenzó como una historia de frustración y rechazo laboral terminó, seis años después, en un triunfo colectivo. Un grupo de jóvenes que se graduó en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas como ingenieros en distribución y redes eléctricas en 2019, finalmente recibió el título de ingenieros eléctricos, tras un acuerdo institucional aprobado en 2024.
En su momento, los recién graduados se encontraron con una dura realidad: pese a haber completado un plan de estudios casi idéntico al de ingeniería eléctrica, su título no era reconocido por el Consejo Profesional Nacional de Ingenierías Eléctrica, Mecánica y profesiones afines (Conaltel), lo que les cerraba las puertas tanto en el sector público como en el privado. Muchos empresarios no entendían la denominación de la carrera y, en palabras de los propios estudiantes, algunos la llegaron a calificar como un “título de garaje”.
La situación fue visibilizada por los medios de comunicación en febrero de 2019, cuando Noticias Uno contó la historia de estos egresados que luchaban por acceder a un mercado laboral que los rechazaba por el nombre de su carrera. Años de gestión, reclamos y diálogos con la Universidad desembocaron en una solución: un acuerdo que les permitió recibir una segunda titulación como ingenieros eléctricos, sin perder la primera.
El pasado mes de agosto, 104 profesionales asistieron a una nueva ceremonia de graduación en la que celebraron lo que consideran una “deuda histórica” saldada por la institución.
“Fue muy duro, nos sentimos rechazados, pero logramos que la Universidad entendiera la magnitud del problema. Hoy estamos felices de poder compartir este logro con nuestros compañeros”, expresó uno de los graduados.
Desde la rectoría se reconoció que el título inicial no era “el más comercial” ni el mejor recibido en el mercado, y se destacó que el nuevo doble título permitirá abrir más oportunidades laborales a los egresados.
El desenlace también resalta el papel del periodismo, pues, según los propios estudiantes, la difusión de su caso en medios nacionales ayudó a que la Universidad y las autoridades educativas tomaran cartas en el asunto.
Hoy, aquellos jóvenes que en 2019 debían explicar con pena qué significaba su título, levantan con orgullo un diploma que los acredita como ingenieros eléctricos, convencidos de que su persistencia marcó la diferencia.